viernes, 23 de marzo de 2012

ENEMIGOS DE LA REPÚBLICA

ENEMIGOS DE LA REPÚBLICA




Hace ya muchos años el kirchnerismo dejó de ser adversario político para transformarse en un enemigo político de la República.
No es un detalle menor. Está en juego nuestro sistema de gobierno de independencia de los poderes del Estado, el respeto por el Parlamento, la libertad de la justicia para emitir sus juicios sin provocaciones ni presiones.
También están en juego la supervivencia de los Partidos políticos como alternancia necesaria en el poder, la libertad de prensa y expresión y la libertad de comercio.

Las instituciones de la República están siendo atacadas y debemos salir de nuestro letargo intelectual y considerar la posibilidad de defenderlas ante la certeza de terminar como el dictador de Angola, Eduardo Dos Santos, con treintas años en el poder, donde Guillermo Moreno y Timmermann apuntaron los destinos de nuestro comercio exterior.

Hay una gran diferencia entre adversario político y enemigo político.
Cuando las instituciones de la República están en tela de juicio consolidándose el fenómeno del pensamiento único y el silencio de los funcionarios públicos ante graves denuncias por corrupción, no debemos mostrarnos indiferentes.
Cuando no se respeta las reglas de juego de la República, automáticamente se convierten en enemigos políticos del pueblo.

El radicalismo debe volver a convertirse en el líder de la oposición.
Es una vergüenza que el bloque de Senadores (UCR) y el alfonsinismo en Diputados acompañen con su voto al kirchnerismo en el traspaso de los subterráneos al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires al igual que las 38 líneas de colectivos.
O el radicalismo cumple con su papel histórico de intransigencia ante la corrupción y el avasallamiento de la República o no será nada.
Desaparecerá su peso político como la primera minoría política del país.

La falta de inversión en el sector energético y de hidrocarburos nos sume nuevamente en el atraso, anhelando el autoabastecimiento que lograra el Presidente Arturo Frondizi.

Modificaron de un plumazo la Carta Orgánica del BCRA, una patente de corso para seguir gastando sin control alguno. Ahora vamos por las reservas del Tesoro Nacional.
Desde la prohibición de importar la revista Hola española hasta la restricción del ingreso de libros, folletos y todo material impreso así como restricciones a importar piezas fundamentales para nuestra desarrollada industria metalmecánica relacionada con el sector agropecuario, ni Moreno ni la Ministra Débora Giorgi tienen límites ni la responsabilidad suficiente de sus alocadas decisiones.

Lo peor que le puede suceder al pueblo es su indiferencia.
Atrasado intelectualmente por las antiguas consignas peronistas “Zapatillas si, libros no” la mayoría del pueblo argentino decidió apostar por cuestiones más triviales pero que le reportan beneficios inmediatos. El “Deme dos” de los años ´90 ha vuelto, la inflación es una vieja conocida que ya reina entre nosotros y la corrupción más escandalosa no vende. Tampoco la inseguridad que todos los días nos va diezmando sin piedad.
Ayer se cumplió un mes de la tragedia de la Estación de Once. Todo sigue peor que antes, y lo peor es que no hay responsables.
Está en juego la República y no se nos mueve un pelo para declamar salvarla.
Lejos de parecer apocalíptico, es de una realidad atroz.

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